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El humor del cubano

Diana

Marketing Manager

La historia de Cuba, desde su descubrimiento en el año mil cuatrocientos noventa y dos, es una de contiendas épicas, luchas por la libertad y la soberanía, una historia llena de tragedias y del dolor de su pueblo.

 

Es tierra de pensadores, mártires y de hombres solemnes que hicieron de una pequeña isla, como lo es Cuba, un país grande.

 

Sin embargo, con el paso de los años, ante tantas afrentas y tantos pesares, los cubanos han mutado su carácter y en ellos se ha instalado un cinismo y una calma que la realidad raras veces logra perturbar.

 

Es así que, por estos tiempos que corren, el cubano siempre está de buen humor, ríe sus desgracias y sus alegrías de igual forma, ya sea a través de una frase rica en sutilezas o de una cadena de improperios coloquiales lanzados al aire.

 

Hay todo tipo de situaciones que despiertan esa elocuencia caribeña característica de la isla, por ejemplo, en las largas filas que se organizan en la entrada de los bancos o de las oficinas de la administración pública, ocasionalmente aparece un trabajador del centro e informa que “se cayó el sistema”, haciendo referencia a la pérdida de conexión con la red.

 

Evidentemente dicha frase es imposible que pase desapercibida entre los molestos clientes, y no es de extrañar que entre la multitud se escape una exclamación burlona, “¡Ay señor mío, pero cuando se va a acabar de caer completo!”

 

El humor en Cuba funge como una válvula de escape, frente a los problemas más graves los cubanos se alzan de hombros y sonriendo suspiran “Bueno imagínate hay que echar pa’alante”.

 

Es un pueblo que bien por la resignación, la ironía de su situación, el éxtasis que provocan unos tragos de ron junto al malecón o por razones válidas siempre está riendo y bromeando.

 

Dos siglos de luchas por la libertad y el calor asfixiante de la isla también han dejado su huella en el carácter de los cubanos.

 

Como en casi todos los países latinoamericanos existe en el país una sociedad profundamente machista que encuentra su más completa forma de expresión en “la guapería”.

 

“La guapería” forma parte de la cultura del macho alfa, aquel que es más hombre que nadie, no se deja amedrentar por nada, ni por nadie y camina, exhibiendo en su andar todo tipo de gestos y muecas estrafalarias, como el dueño del camino que sus piernas trazan.

 

Es una práctica extendida en diversos grupos sociales, con diferentes matices en su manifestación, pero siempre apuntando al mismo resultado.

 

Por lo tanto, ante cualquier elemento que pudiera poner en cuestionamiento la hombría de un “guapo” cubano, éste contesta agresivamente con gestos amenazadores y frases provocadoras tales como: “que bola, ven y represéntate papi” o “estás pa’ piano por la cara”.

 

El carácter del cubano es dos caras de una misma moneda, mezcla dicotómica de risas y bromas joviales adyacentes a un estado agresividad y ansias de conflicto con el que no deseas encontrarte nunca.

 

En efecto, Cuba es una isla de extremos y el carácter de sus habitantes no podía quedar atrás, tan complejo como todo lo que rodea esta isla real y maravillosa como la describiera Carpentier, apasionada y detenida en el tiempo que pasa lento entre sus calles.

 

  • 1- Continuar hacia adelante, no decaer ante las dificultades
  • 2- Si eres quien dices ser demuéstralo
  • 3- Parece que quieres que te golpeen

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