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Una cita de ensueño

Diana

Marketing Manager

Toda persona soltera se ha tenido que enfrentar en algún momento de su vida a la gran problemática de la primera cita.

 

Siempre que conocemos a alguien nuevo, que resulta atractivo o tiene intereses comunes con uno mismo, sentimos el afán de impresionarlo, ya sea con una conversación apasionada,  exhibimos nuestro intelecto, echamos mano a nuestro acervo cultural o simplemente intentamos deslumbrar a esa persona con un lugar mágico escondido en la gran selva de concreto, luces y sonidos que es la urbe.

 

La Habana, capital de Cuba, es un lugar que podría decirse complejo para aquellos románticos inquietos, que se atormentan cada vez que llega el momento de lucir su gallardía y creatividad.

 

Entonces, ¿cómo hacer para lograr una primera cita única y espectacular?

 

La Habana es una ciudad peculiar, lienzo de tantos artistas, musa de poetas, tablado de bailarines y trasfondo del teatro.

 

Sí, la Habana es una ciudad única donde el tiempo transcurre a un ritmo diferente; una fusión de varias épocas que se imbrican para protagonizar disímiles escenarios.

 

Un lugar de ambigüedades, como las dos caras de una moneda, tan rica y ostentosa por un lado, tan decadente y triste por el otro.

 

Bañada por las aguas del Atlántico, que vigorosas rompen contra su resguardo monumental, el Malecón, La Habana se muestra ante los ojos de aquellos que la admiran por vez primera, como un universo de posibilidades.

 

Sin embargo, las marcas del tiempo y las carencias han hecho sus estragos. 

 

Llena de vida y regocijo, sus calles abarrotadas de gente, la noche no era tal ante tantas luces, bares, salones de bailes y cines, en los que los amantes podían escabullirse.

 

Hoy avejentada y simple, no es fácil hallar los retazos de su magia de antaño que a tantos cautivó.

 

Quizás entre estas líneas encuentres dos o tres cosas que pueden hacer de tu cita en la Habana algo especial.

 

Para empezar, un buen conocedor de la ciudad sabe que no hay atardeceres más bellos que los que se contemplan desde la punta del Malecón mirando hacia el castillo del Morro.

 

Pasear a tu cita por esas calles puede brindarte la oportunidad de asentar un ambiente romántico e íntimo.

 

Recorrer las calles del área más antigua de la ciudad es algo obligatorio, fingir perderse en sus callejuelas y plazas, finalmente terminar en un pequeño café y disfrutar de un aperitivo, esto puede hacerte pasar como una de esas personas distraídas con una mística silenciosa que puede llamar mucho la atención.

 

La Loma del Ángel o la Plaza Vieja son excelentes locaciones para terminar las rondas nocturnas por la ciudad.

 

Luego, el momento central de la velada, una cena de primera que halague al paladar y deslumbre los sentidos. Locales como “La Trattoria”, donde encuentras el sabor de Italia, o quizás el “Café del Ángel”, una cocina de fusión internacional, ambos especialmente recomendados para aquellos que gustan de una cena bajo las estrellas.

 

¿Y para disfrutar de una comida bien cubana? El Callejón del Chorro, cerca de la plaza de la catedral, ofrece un ambiente cálido compendio de la cocina criollas del país.

 

Para finalizar, una limpieza del paladar con Helad’Oro, un pequeño lugar en el centro de la ciudad donde los sabores más frescos del Caribe se transforman en una delicia helada.

 

Tomar un cono de los helados artesanales cubanos mientras se camina por las calles iluminadas tenuemente, brinda un cierre espectacular a esa primera cita.

 

La Habana puede ser un lugar especial para compartir un espacio con alguien más, sólo hay que encontrar su magia, poner a prueba tu encanto y echar a volar.

 

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