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Cuba y la Religión

Diana

Marketing Manager

Las religiones y los mitos son tan antiguos como el hombre mismo.

 

El afán de encontrar una explicación para fenómenos o eventos que se hacían extraños llevaron a nuestros ancestros a establecer las bases de las creencias míticas, de lo maravilloso y poderoso que guía nuestras vidas, del hilo conductor del destino.

 

Muchas han sido las expresiones de fe a lo largo de la historia de la humanidad, partiendo
de cultos menos elaborados, donde se adoraban ídolos que representaban energías de la naturaleza, algunos con carácter animista, politeísta hasta llegar a las grandes religiones como el catolicismo, el budismo shinto, el hinduismo y elislam (entre otras que no se mencionan porque son de menor relevancia a nivel internacional).

 

En Cuba, tierra exponente de lo “Real Maravilloso”, que magistralmente describiera Alejo Carpentier, coexisten múltiples religiones que coexisten entre sí, se repelen por momentos, se interceptan y como un todo heterogéneo dan vida a la riqueza cultural de la isla.

 

Las dos principales religiones que se practican en Cuba son el catolicismo y la religión afrocubana, mejor conocida como santería, culto lucumí o Regla de Ifá u Osha.

 

La santería deriva directamente de la religión yoruba, que se practica por la etnia homónima en la Guinea africana (Ilè Yorùbá), actual Nigeria, Benín y Togo desde hace miles de años.

 

Llega a Cuba durante el siglo XVIII con los negros esclavos, traídos desde África Occidental para trabajar en las plantaciones azucareras de la metrópoli, siendo la corona española profundamente católica, a todos los esclavos les quedó prohibido practicar cualquier religión que no fuera la de sus patrones.

 

Debido a esta imposición cultural, y en vistas de burlar el veto establecido, los esclavos identificaron en el santoral católico un panteón equivalente al yoruba, asociando cada santo con un Orisha.

 

Este fenómeno acuñado como sincretismo religioso en la antropología cultural, permitió que se conservara la religión de los ancestros africanos arrancados de sus tierras.

 

Actualmente la santería dista de la religión yoruba original, modificada por la constante interacción con otras creencias y adaptada al nuevo entorno.

 

En Cuba cada vez se pueden ver más personas que se inician en la religión afrocubana.

 

De manera interesante la incursión de los cubanos en la santería no implica necesariamente que se excluyan otras creencias.

 

Sea por la mala fortuna que ocasionalmente aqueja al ciudadano común, los embates de la historia que no son fácilmente olvidados o por el deseo oculto de estar en contacto con lo maravilloso, los cubanos se deben a todas las religiones y a ninguna.

 

Persiguiendo la suerte lanzan los caracoles con el santero del barrio, piden una consulta a un babalao y luego expían sus culpas en la iglesia en el acto de confesión.

 

En la isla, y en todo el Caribe la religión se funde con la realidad y forma parte de la misma, es difícil discernir si un tropiezo fue cosa del destino, o un santo “atravesado” en el camino.

 

El panteón de los dioses de antaño y de los nuevos está en las calles de la Cuba y sólo aquellos nacidos en el seno de semejante universo logran percibir la magia que los rodea.

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